miércoles, mayo 21, 2008

WOW Blood Elf

Bueno, como estoy medio al pedo, y hace mucho que aca no posteo ningun dibujo, como para decir que subi algo que no sea un video del gato capochon naranja, aca va, boceto de mi pj del WOW mamarrachado en 2 minutos... lo proximo va a ser el muñequito del "ahorcado" si sigo tan vagoneta T_T ...

Bar el Buzon T_T



El otro dia venia caminando con mi novio por la calle Juramento, cerca de Crámer y nos encontramos con el bar “El Buzón” en una esquina. El susudicho bar contaba, efectivamente, con un buzón colorado (queda mas cheto decir colorado que rojo ¿viste?). Y ahí me empezaron las dudas… ¿Habría que pedir las cosas por carta y echarlas al buzón?

“Estimado mozo/a: por la presente le solicito que tenga a bien entregarme el menú de cafetería a fin de poder elegir con qué infusión he de bajarme el pedazo de cheese cake con que he de atragartarme la corriente tarde”.

“Estimado/a cliente: en mi calidad de vocero de la cocina lamento comunicarle que en el dia de la fecha carecemos del plato denominado “Bife a caballo” y le sugerimos amigablemente que vuelva usted a enviar la petición del menú o, en caso contrario, que deje al arbitrio de un servidor el plato con que hemos de complacerlo/a”.

“Estimado/a mozo/a: me veo en la obligación de pedirle que lleve usted de vuelta este plato a la cocina y le pregunte al cheff desde cuando llama “puré” a algo que parece “sopa”, atentamente: el que te lo va a poner de sombrero”.

“Estimado/a mozo/a: sirvase usted traerme la adición”

“Estimado/a cliente: no tendría usted cambio de 50?”

Terminamos comprando facturas y comiéndolas en su casa… era menos agotador y con tanto protocolo que imaginamos habia en el bar El Buzón habriamos acabado merendando a las diez de la noche.


Ahorro... de buen gusto...



¿Quién no se ha sentado alguna vez en uno de los tantos bares de la ciudad de Buenos Aires y ha experimentado la misteriosa sensación de estar dentro de una cámara frigorífica? (Y no me refiero a que el dueño sea un miserable que no prende la calefacción o a que nosotros tengamos unos lindos rollos de mas que nos asemejen a una res). Me estoy refiriendo a la espantosa y extendida costumbre de alumbrar todo con luz de tubo fluorescente.

¡Ajá! ¿Y qué?” diran muchos. Pues bien, hete aquí que los odio, los detesto, los repudio y he decidido hacer esta repulsion publica, aunque me tachen de discriminadora de tubos!!!! (lo cual es completamente falso porque no tengo absolutamente nada en contra de los tubos de Brad Pitt por ejemplo).

Esas luces pedorras hacen que todo se vea deprimentemente desteñido, como si la vida fuese una foto azulina tomada con un celular estándar (cuanta gente conocen que salga bien en un celu?), empobrecen en paisaje y le dan ese aire hospitalario, como de sala de guardia a las cuatro de la mañana o de oficina del estado.

Sitios absolutamente encantadores a las luz del dia se convierten en antros pesimamente iluminados al caer las primeras sombras, y sin importar el mobiliario o los creativos cartelitos del baño (que en vez de decir “damas” y “caballeros” dicen “reyes” y “reinas”) terminan pareciendose a una pizzeria vieja de barrio de esas con las mesitas de formica amarilla descascaradas, las servilletas de papel satinado que no absorben, los azulejos celestes y el toldo de metal que amenaza con caer si alguien intenta moverlo. Hagan el siguiente experimento: cuando vean uno de estos lugares iluminados con luz “fria” imaginenlo con otra luz, una calida y hogareña, o cambien la bombilla en algun ambito de sus casas y comparen.

Yo fui Testigo:

He tenido oportunidad de comprobar los efectos nocivos de la luz fria en mi propia casa. Compre una de las tan mentadas lamparitas de bajo consumo (¡sí que uno ahorra! pero porque dan una luz tan asquerosa que es preferible una vela) y al ponerla en mi comedor, noté como algo caia estrepitosamente entre mis pies haciendome trastabillar: Era mi moral… (Por supuesto que aquí “moral” esta tomada en el sentido de “ánimo”, no quiero decir que perdi la moral en el sentido de “salir a tomar unas birras con cuatro vikingos a las tres de la mañana”; —aunque eso explicaria la guardia hospitalaria del Pirovano a las cuatro del otro ejemplo; pero eso nunca sucedió, mitad porque la cerveza esta cara y ya con un vikingo tengo suficiente—).

En fin, tan deprimente resultó el cambio operado en el ambiente entre la bombilla clásica y el engedro ahorrador, que la desenrrosqué enseguida y haciendo un esfuerzo sobrehumano me puse las chancletas y corri a mi ferreteria amiga a comprar una lámpara común y adorablemente ordinaria.

…Pero, como en casa nada se tira, la dichosa lámpara frígida quedó guardada en el armario de los cachivaches hasta que sirviera para algo. Y asi paso que se que quemó la luz del baño. Mi padre, inocentemente, reemplazó la lámpara quemada por la siniestra. Al instante escucho que me llama desolado y me acerco al baño donde estaba parado frente al espejo con el peine en la mano:

Papá: (Agarrándose el rostro espantado) —¡Pato Pato! Mira que cara que tengo estoy demacrado… voy a pedir turno al médico mañana mismo…

Apenas ví el engendro colgando del portalamparas entendí todo:

—Calma Pá —le dije—. Mirame el pelo ¿de que color está?

—Color pajizo— dijo sin un atisbo de piedad.

—Y esta mañana ¿de que color era?

—Rojo— contestó, pensando que seguro le iba a mangar guita para comprarme tintura.

—Bueno, ahora mirame el pelo con la luz del comedor.

—Uy…— dijo—. Ahora esta colorado.

—Bueno, papá, esa luz frígida se come los colores— le dije. No iba a empezar a explicarle la cantinela de los colores saturados y que en el photoshop pasa lo mismo cuando uno boludea calibrando colores. Esta vez la lámpara no volvió al cuartito de los cachivaches, sino que tomo el Basurero Tour.

Ahorre con calidez:

Ahora me diran: “Perfecto, señorita, pero es para ahorrar, no para andar haciendo pinta por ahí, la luz es para VER.

Y antes de que los amantes de la paz verde me degüellen explicaré esto: ¡Error! Gritaré. La luz es un elemento más de decoración (sino que lo digan los arquitectos que ubicaban magistralmente los rosetones y los vitraux en las catedrales antiguas), la luz es parte del entorno, es algo asi como el olorcito de la comida. ¿O ciertos hoteles tienen tantas lucecitas porque el dueño se siente democrático y quiere que haya luces de todos los colores y con todas las graduaciones a un toque de perilla? ¿Para que? ¡Si su vida podría resumirse a un abyecto y zumbante tubo fluorescente!

En cuanto al ahorro, existen lamparas de bajo consumo de luz cálida (las “warm” de Osram por ejemplo) , de hecho tengo varias. Entonces ¿por que carajos les cuesta tanto poner esas en vez de las frígidas azuladas?

En algunos casos, el fanatismo por ahorrar llega a extremos espantosos. Me ha tocado ir a un lindo barcito, muy coqueto, con las paredes revestidas por paneles de madera oscura y lustrada, mesas con manteles bordados, en fin, un estilo inglés siglo XIX. Pero hete aquí que la luz venia de apliques en las paredes en forma de tulipas… de las que sobresalian exageradamente como deformes pistilos… las lámparas de bajo consumo (Y aquí ya no importa si calida o fria, la tulipa quedaba chica y ya, lo que provocaba que apenas uno alzara la cara quedaba deslumbrado). ¡Si con lo que me cobraron el café habrían pagado la luz de todo un dia!

Por un pelito….

Otro sitio que me llama poderosamente la atención ver iluminado con luces frias (recordemos que atenúa muchisimo los colores) son las peluquerias. Acredito sobre mis espaldas (o sobre mis asentaderas) cientos de horas de viaje en colectivos de recorridos variopintos y les sorprendería saber la cantidad de peluquerías que he visto iluminadas de esta manera.

¡Santo L’oreal! ¡La de despelotes que deben sucederse en esas pelus! Por ejemplo, si pedis un pelirrojo natural, a menos que te tiñan el pelo de “Rojo Volcán en Erupción” se va a ver lavado, más bien un “Rubio Escoba de Harry Potter”. Pero, si en cambio el color se ve “rojo natural” bajo la luz malvada de la peluquería, cuando llegas a tu casa te das cuentas del colorinche que te hicieron cuando un policia te pone en reemplazo del semáforo rojo que se quemó en la esquina. Lo mismo corre con el maquillaje. No hay manera de maquillarse decentemente con una luz de esas…Una vez lo intenté y cuando me vi a la luz del día parecía un pierrot.

Resumiendo: habiendo luces y tubos de bajo consumo cálidos, no comprendo como pueden utilizar los frios. En fin… “Hay gente para todo”, decia una vieja mientras se ponía la malla de cuero con tachas y se iba para el club de los sado­masoquistas.

Y a los que digan que no tengo nada mejor que hacer que perder el tiempo escribiendo posts sobre temas que solo le importan a los maniaticos, les digo: ¿que hacen leyendolo hasta el final? ¿no tienen algo mejor que hacer? Vagos!!!